
La semana en
torno al grandioso 5 de agosto, se celebra en Benacazón la fiesta en honor a
Nuestra Señora de las Nieves, patrona de la misma.
En nuestro pueblo, Nuestra Señora la Virgen de las Nieves es patrona desde tiempos inmemoriales, devoción primera de todo el pueblo y Alcaldesa de Honor, además de gozar de celebridad en el Aljarafe. La talla en sí es anónima y ha sufrido restauraciones que ciertamente han modificado su aspecto a lo largo del tiempo; de hecho, la devoción que genera en el pueblo es mucho mayor que el valor artístico de la propia obra.
En nuestro pueblo, Nuestra Señora la Virgen de las Nieves es patrona desde tiempos inmemoriales, devoción primera de todo el pueblo y Alcaldesa de Honor, además de gozar de celebridad en el Aljarafe. La talla en sí es anónima y ha sufrido restauraciones que ciertamente han modificado su aspecto a lo largo del tiempo; de hecho, la devoción que genera en el pueblo es mucho mayor que el valor artístico de la propia obra.
La feria y
fiestas en general que se organizan anualmente en honor a la Patrona
engrandecen su nombre y reafirman el amor de Benacazón hacia la que siempre ha
sido y es su Madre protectora. Esta protección se contempla en las múltiples
anécdotas personales que encontramos en las vidas de muchos hijos de Benacazón
que se encomendaron y siguen encomendándose a esta peculiar advocación de la
Virgen. También, el amor eterno de nuestra Madre queda patente en grandes
manifestaciones hacia su pueblo fiel
Santa María
de las Nieves
El más notable
ejemplo quizás lo constituya el milagroso y admirable hecho de que, cuando a
fines del siglo XIX hubo una terrible epidemia de peste negra que asoló la
comarca, ningún benacazonero sufrió aquella enfermedad. Por tal motivo, Nuestra
Señora de las Nieves adquirió gran devoción en los alrededores, e incluso en la
capital hispalense se oyeron voces que comentaban el asombroso hecho que
evidenciaba cómo el manto protector de una Madre misericordiosa se apiadó de
sus hijos en circunstancias tan adversas. La venerada imagen se puede
contemplar en la iglesia parroquial de su mismo nombre, situada en la calle
Pablo Iglesias nº 1. Allí, en su camarín situado en el centro del retablo
principal y entre dos pinturas (San Pedro y San Pablo) la encontramos siempre
con su leve pero graciosa y bella sonrisa, sus grandes ojos negros alentadores
y su santísimo Hijo, Nuestro Señor, en su mano izquierda.
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